La pintura española del siglo XVI se caracteriza por la casi exclusividad del tema religioso y la escasez de la temática profana. Esta circunstancia se explica fundamentalmente porque la Iglesia era uno de los principales clientes del arte y manifestó su preocupación por la moral y su deseo de dar ejemplo de decoro a través de las obras artísticas, de manera especialmente marcada a partir de la Contrarreforma y del papel que España asumi´p en este proceso.
También se realizaron obras de carácter profano, aunque fueron minoritarias. En las colecciones reales se puede encontrar pintura de temática mitológica, que en la mayoría de los casos corresponde a autores de origen italiano. Por otra parte, en el último tercio del siglo, destacó una importante clientela aristocrática, cercana a los círculos de la corte, para la cual los mejores artistas del momento pintaron numerosos y elegantes retratos.
La pintura realizada en España en este siglo, especialmente durante su primera mitad, tuvo, además, una marcada influencia de los pintores flamencos, cuya difusión en el siglo XV había sido importante. Esta influencia se percibe, entre otros rasgos, en el uso del oro para los fondos y, de forma evidente, en el gusto por el detallismo y, en algunas ocasiones, incluso por un cierto aire caricaturesco en los rostros.