Charles Darwin nació en Inglaterra y es el creador de la teoría de la evolución. Estudió medicina en Edimburgo y dos años después inició estudios eclesiásticos en Cambridge, que finalmente abandonó por su atracción hacia las ciencias naturales. En 1831, poco después de graduarse en la Universidad de Cambridge, zarpó como naturalista a bordo del Beagle, en un viaje alrededor del mundo que duró casi cinco años. Durante el viaje recorrió las costas de Sudamérica, Australia y muchos archipiélagos del Pacifico. El descubrimiento en Argentina de huesos fósiles de grandes mamíferos y la observación de numerosas especies de pinzones en las islas Galápagos son dos hechos que le llevaron a interesarse por la evolución de las especies.
En su libro El origen de las especies expone su teoría. Ésta se basa en extensas observaciones de diferentes animales y en el papel que desempeña la selección natural en el diseño de los organismos. Veamos un resumen de sus ideas:
La evolución. Las especies no son algo fijo e inmutable, sino que varían adaptándose al ambiente en el que viven. Existe la posibilidad de que aparezcan nuevas especies. La evolución es resultado del azar (variaciones en los individuos) y la necesidad (modificaciones en el medio ambiente).
La ascendencia común. Los diferentes tipos de organismos descienden de antepasados comunes. En el mundo existe una gran diversidad de especies vegetales y animales, y todas ellas, incluido el ser humano, proceden de especies anteriores por evolución.
La selección natural o supervivencia del más apto. Darwin manifiesta en El origen de las especies:»Dado que se producen más individuos que los que pueden sobrevivir, tiene que haber en cada caso una lucha por la existencia». Los individuos cuyas destrezas se adaptan mejor a los desafíos de la naturaleza tienen más probabilidades de sobrevivir y transmitir esas características a sus descendientes.