Mencio fue uno de los grandes filósofos chinos junto a Confucio y Lao-Tse. Tiene una vida muy parecida a la de Confucio y provenía de la misma provincia. Además, vivió una época política confusa. Siendo profesor, viajó a lo largo de toda China enseñando su forma de pensar, hasta que al fin se retiró desilusionado, para terminar sus días dedicado a la meditación.

Mencio creía en los héroes legendarios de los antepasados, pero no quiso aceptar todo lo que contaba la Historia. Era un férreo partidario de la bondad intrínseca del hombre, que le permitía distinguir lo bueno y lo malo. Como el hombre es bueno por naturaleza, no hay diferencia entre ellos. Todos somos iguales. Aunque todos seamos buenos por igual, no somos iguales de inteligentes ni igualmente dotados, lo que resulta decisivo en la vida social.

Además del amor, Mencio ponía justicia en todas las cosas.

Como en los tiempos de Mencio el gobierno dejaba bastante que desear, criticó duramente a los gobernantes feudales. Esto le llevó a la idea del derecho a la revolución cuando el país estuviera mal gobernado. Creía que el pueblo debía ocupar siempre el primer plano y el emperador sería su servidor. Además, si este último no tenía condiciones para gobernar debería ser destronado para siempre.

Escrito por Oscar Cruellas

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