En el mundo griego el «intelectualismo moral» identifica la virtud con el saber. Esto les lleva a afirmar que quien obra mal realiza una falsa estimación del bien. La consecuencia del intelectualismo moral es que no hay lugar para el pecado ni la culpa. Para Platón la virtud tiene diversas acepciones: virtud como sabiduría; ésta es una teoría heredada por Sócrates, es el intelectualismo moral pero algo modificado porque saber es acercarse a la idea del Bien superando así el relativismo de los sofistas. El que llegue a poseerla ha llegado al conocimiento del Bien, la Belleza y la Justicia, ha llegado a la plenitud. Pero también entienden virtud como purificación: el hombre virtuoso es el que purifica su alma de todas las pasiones y se desprende del cuerpo para tener acceso al Mundo de las Ideas. Y también entienden virtud como armonía: es el equilibrio perfecto. Es la síntesis de las virtudes propias de cada parte del alma (prudencia, fortaleza y templanza). El hombre virtuoso es el que es capaz de equilibrar la parte racional con lo irascible y concupiscible de su organismo, cuando cada parte del alma desempeña la función que le es propia.

Escrito por Oscar Cruellas

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