Este es un título extraño, debido básicamente a la imaginación de Blaise Cendrars, poeta amigo de Chagall. Este cuadro, forma parte de aquellos años en los que el pintor consiguió dominar todos los aspectos de su visión. Es básicamente la narración de un sueño. Nada en el cuadro corresponde a la realidad del mundo que nos rodea. Los planos están compuestos arbitrariamente; no hay perspectiva ni profundidad; no sabemos si es de día o de noche, ya que esto no tiene importancia.
Sobre el fondo oscuro aparecen figuras geométricas, luces astrales, animales. La vaca se ha vuelto roja y crea con su color fuera de toda regla el clima de la fábula. Bajo la vaca maman un niño y un ternero, ambos verdes. La vaca se halla en un tejado, sobre el fondo de la cúpula dorada, de una iglesia, y en la parte superior, en el cielo, camina una joven campesina con el vestido adornado con óculos de pavo real, y su cabeza separada del tronco, flota en el cielo.
El cuadro es toda una metáfora poética.
Chagall introdujo en el arte moderno el lenguaje metafórico.

Escrito por Oscar Cruellas

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