Las mujeres mitannias fueron las mejores compañeras de sus hombres, los guerreros del país de leyendas, Naharina. Sus rostros aparecen en las cartas, la política, la diplomacia, las leyes, la religión e incluso la guerra. Una sacerdotisa de la ciudad de Kurruhanni, hija de un rey, escribiría una curiosa y terminante carta al juez de su localidad. Su tono desvela el fuerte carácter de esta mujer:

«Al juez digo;

Habla como sigue

la entusiasta-sacerdotisa del dios Tilla,

la hija del rey.

De mis sacerdotes, Sahini,

Tehessenni y

Sawata, el traslado

no se hará

sin mi consentimiento.

Algún día,

una vez que mi gente esté dispuesta

yo la enviaré.

Entonces podrá proponerse su traslado.

Pues dicha gente

está para mi servicio»

Escrito por Oscar Cruellas

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