Ayer por la noche terminé de leer un gran libro. Este es «El caso Tuláyev» de Victor Serge, publicado en Alfaguara. He de confesar que no conocía a Victor Serge hasta que compré el libro. Nació en Bruselas en 1890, hijo de exiliados políticos rusos y murió en México en 1947. Fue un luchador incansable por la libertad. Primero se trasladó a Rusia para apoyar la revolución bolchevique. Allí, tras criticar el excesivo poder de Stalin, fue encarcelado y posteriormente deportado a Siberia. Consiguió salir y se trasladó a Francia, y tras la ocupación alemana se trasladó definitivamente a México. El libro nos narra diferentes situaciones en la URSS postleniniana. En estas historias comprobamos hasta donde llegó el paroxismo estaliniano. ¿Es el estalinismo una continuación de la revolución de octubre? Hay muchos historiadores que consideran que no hay ninguna ruptura entre la revolución de 1917 y la época de Stalin. Consideran que hay una continuidad programática en los dos hechos fundamentales del primer período: el comunismo de guerra(nacionalización extrema) y la NEP(políticas agrarias e industriales más moderadas). ¿Cuál es el argumento? Dichos historiadores dicen que el comunismo de guerra fue principalmente un producto de las ideas programáticas ideológicas originales del partido. Estos proyectos fallaron en 1921 debido a la oposición de la población y el partido se vio forzado a retirarse al terreno de la nueva política económica de concesiones a la empresa privada en el campo y las ciudades. Todo ello se presenta de la siguiente forma: el comunismo de guerra fue un intento prematuro de realizar los objetivos ideológicos del partido, pero resultó prematuro. En cambio, la NEP fue una maniobra táctica a seguir hasta que el inevitable cambio hiciera posible la victoria. Esta tesis se puede rebatir. primero, los bolcheviques no tenían una política económica definida cuando llegaron al poder en 1917. Existían unos objetivos generales, pero todo ello era pensado de forma muy imprecisa. En segundo lugar, el programa inicial del gobierno bolchevique, no fue un comunismo de guerra, sino lo que Lenin llamó en mayo de 1918 «el capitalismo de estado», que era una mezcla de medidas socialistas y concesiones a la estructura capitalista existente. Si aquel programa se parecía a algo posterior, esta era la NEP.
Todas estas objeciones no significan que el comunismo de guerra no tuviera un componente ideológico. Mientras la guerra civil se iba profundizando en un conflicto social, las medidas oficiales se extremaban cada vez más, y la defensa de la revolución era inevitable. Estos proyectos improvisados se hicieron ideológicos.
Fijaros que esta es una primera interpretación a la posible o no continuidad entre Lenin y Stalin. Hay otras interpretaciones que ya comentaremos otro día. Sin embargo, me gustaría decir que en «El caso Lulayév» podemos observar estas tensiones existentes en el interior de la propia revolución, y las consecuencias que tuvieron.