Dostoievsky, en su libro de memorias, defien el Quijote como «la más grandiosa palabra del pensamiento humano», como «la ironía más amarga expresada por el hombre». Y acto seguido comenta que si llegado el fin del mundo, en algún sitio preguntasen:»¿Qué habéis comprendido de vuestra vida en la tierra?¿A qué conclusión habéis llegado?», el hombre podría entregar en silencio el Quijote y decir únicamente:»Aquí está mi conclusión sobre la vida. ¿Podéis condenarme?»