Hume nos advierte que sólo observamos la sucesión constante entre un fenómeno y otro, entre el choque de las bolas y el movimiento de la segunda, entre lo que consideramos causa y lo que consideramos efecto, ya que siempre el efecto sucede a la causa. No observamos la conexión necesaria entre ambos movimientos; no tenemos experiencia directa de que un hecho haya sido causado por el primero.